A CRER EN NOSOTROS, A CREER EN CHILE.
Es extraño ver que un joven con 35 años haya sido elegido Presidente, mi misma edad y de la generación de amigos y cercanos. Luego de tener solo presidentes mayores a 60 años.
Fue una campaña donde el extremo de la
discusión llevo el discurso hacia la polarización, cabida para lobos llenos de
falsedades, miedos y conjeturas asintomáticas. En esa polarización solo gana el
conservador, aquel que quiere mantener todo tal cual; no mover nada y dejar al
otro que busca algo de cambio como revolucionario y por ende convertirlo en
destrozos, daños, violencia.
La polarización
siempre conviene a ese sector conservador, porque reivindica el orden; si la
opinión pública cree que hay polarización asumirá que quienes buscan cambios,
también desean revolución.
Miedo a
perder lo poco hemos podido ganar, migajas muchas veces, chorreo le llaman
otros, bonos también funciona.
En lo
personal una polarización inventada y reforzada por los medios de comunicación,
si esos mismos de los que son dueños. Digo inventada, porque un día antes de la
elección pude compartir con familia y amigos, donde varios votaban por Kast y
otros por Boric; y nada sucedió. Solo llegamos a la conclusión que necesitamos
más tiempo, para estar con los nuestros y disfrutar, además de cuidar y
proteger la democracia. ¿Cuál polarización?
El eje
izquierda-derecha de a poco se corta y se ve cruzado por temas transversales;
derechos sociales, cambio climático, feminismo.
Esa noche
del 19 diciembre vi a un joven con el cual me sentí representado, en como el
corazón abierto, la mente fría y los sueños intransables te convierten en un
líder. Un discurso de un Presidente electo, en democracia, de todos los
chilenos.
Si de
todos los chilenos, también de mis amigos, cercanos y familiares amantes del
rodeo. Del cual soy parte, a quienes nos quieren hacer creer que las
tradiciones tienen color político, quieren robarnos la bandera, el campo y
nuestros caballos. Las tradiciones campesinas son de Chile, del pueblo, de la
gente, no de una ideología llena de miedos.
Si
confiamos en liderazgos mayores, Bachelet, Lagos, Frei, es el momento de
confiar y respaldar a Gabriel; el presidente electo más joven de la historia de
Chile, de regiones, lleno de sueños de un país mejor.
Esta generación
invita a reencontrarnos, hacer todos juntos un mejor país, a dejar de
atrincherarnos en rótulos sin contenido.
La
riqueza de este país está en la gente, en el pueblo trabajador, humilde y lleno
de esperanza. Como dice mi padre “la esperanza es lo último que se pierde” y el
19 de diciembre esa esperanza le gano al miedo, ese inventado, creado y sacado
del baúl de los 80.
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