Sin expectativas
¿Les pasa que sienten que vivimos en una sociedad plana, donde todo avanza con inercia, sin mayores sacudidas ni distorsiones? Un mundo donde los actos individuales, sean buenos o malos, parecen no generar consecuencias significativas, y donde la diferencia entre hacer lo correcto o equivocarse no siempre se traduce en premios o castigos claros.
Quizás esta apatía se deba a la falta de un propósito común como país, una meta que nos inspire a movernos. Nos motivan ciertas cosas por grupos, por intereses: el deporte, la cultura, diversas actividades que nos movilizan individualmente, pero nada que nos sostenga en un horizonte compartido.
Tal vez por eso buscamos liderazgos disruptivos, figuras que rompan con la monotonía y generen cambios visibles. En un entorno donde la indiferencia se instala, la necesidad de sacudir el statu quo se vuelve imperiosa.
No es solo una cuestión de innovación o rebeldía, sino una reacción natural al estancamiento. Tal vez, en esa búsqueda de lo "fuera de lo normal", lo que realmente anhelamos es devolverle sentido a nuestras acciones y consecuencias a nuestras decisiones.
Sin embargo, más que esperar a que alguien sacuda el tablero, ¿no deberíamos preguntarnos qué estamos dispuestos a hacer para cambiarlo?
Quizás esta apatía se deba a la falta de un propósito común como país, una meta que nos inspire a movernos. Nos motivan ciertas cosas por grupos, por intereses: el deporte, la cultura, diversas actividades que nos movilizan individualmente, pero nada que nos sostenga en un horizonte compartido.
Tal vez por eso buscamos liderazgos disruptivos, figuras que rompan con la monotonía y generen cambios visibles. En un entorno donde la indiferencia se instala, la necesidad de sacudir el statu quo se vuelve imperiosa.
No es solo una cuestión de innovación o rebeldía, sino una reacción natural al estancamiento. Tal vez, en esa búsqueda de lo "fuera de lo normal", lo que realmente anhelamos es devolverle sentido a nuestras acciones y consecuencias a nuestras decisiones.
Sin embargo, más que esperar a que alguien sacuda el tablero, ¿no deberíamos preguntarnos qué estamos dispuestos a hacer para cambiarlo?
Comentarios
Publicar un comentario